Cierre de la travesía CAOBA Rumbo Sur : Aguas Dulces Verano 2022

CAOBA Rumbo Sur 2022

Desafío Verano 2022: Etapas 3 y 4

Aguas abajo de Concepción del Uruguay a Buenos Aires / Río Uruguay de noche a motor hasta Martín García – RDP a vela con avistaje de Barra de San Juan – Cierre de periplo: llegada al YCPM

Por Rosana Actis y Sigfrido Nielsen

Concepción nos despidió tal como nos recibió: con amigxs en el muelle y camaradería plena.

La tentación de que el CAOBA se quedara otro día más estaba latente, pero ya a fines de vacaciones, con la agenda apretada y tratando de aprovechar ventana meteorológica lo más propicia que se pudiera para navegar seguros aguas abajo no nos daba opción. Así, tras cenar con amigxs, visitar sus reparadoras termas, hacer el reaprovisionamiento de agua/comida y el repaso de rutina de elementos de navegación / situación general a bordo,  partimos aguas abajo, un miércoles de fines de enero, el día 26, esquivando la tormenta, a la tardecita. En el muelle del Yacht Parque del Sur saludaban Sebastián B alias “Coquito” y su Papá “Coco”, casi pionero de la navegación deportiva a vela en esa zona litoraleña, quien nos transmitió su preocupación por la falta de impulso que actualmente tienen las escuelitas de vela en la zona, innegable semillero de nautas. Y tal como le dijéramos que haríamos, dejamos aquí registro de su comentario solidario para reimpulsar la náutica deportiva en la zona. Porque quienes aman el río y lo disfrutan lo cuidan. Qué mejor entonces que el desarrollo ininterrumpido de las escuelas de Optimist y otras clases de monotipos olímpicos, para arrancar con el vicio del agua y el viento, en contacto con la natauraleza y por un futuro más sustentable en un marco de amistad y camaradería…! Dejamos el puerto. Mucha gente estaba tomando mates o algo fresco, pescando junto a la orilla. La Stella Maris nos despidió hasta la próxima, entre nubes borrascosas que prometían ser las últimas de la tarde. Emprendimos entonces la navegada hasta las inmediaciones del arroyo Román Chico, fondeando en un lugar ya conocido en aguas tranquilas, donde llegamos ya de noche.

La mañana nos sorprendió con un hecho pocas veces visto y que nos llevó un tiempo interpretar. Mientras desayunábamos, tempranito, vimos un bote aproximarse, con dos hombres lugareños a bordo. Y para nuestra sorpresa contemplamos y escuchamos un ruido seco de arma de fuego, que uno de ellos accionó… para matar una víbora que se desplazaba en el agua. Fue conmovedor como poco, hasta que entendimos que lo habían hecho con pensamiento de persona de río, que ve en cualquier ofidio un peligro que lo acecha. Nosotrxs pensamos en el equilibrio roto del ambiente frente a un animal que no había atacado, pero tan lejos del día a día de los isleños. Por lo que seguramente habrá que buscar un sistema de educación ambiental integral, que incluya el cuidado en caso de peligro y permita evitar la matanza innecesaria de fauna autóctona.

Al dia siguiente reanudamos la marcha ya en una pequeña caravana, pero dadas las condiciones meteorologicas y teniendo margen de tiempo para llegar a Bs As avanzamos pocas millas hasta cercanias de la Isla del Chileno para reanudar la marcha al otro día con el objetivo de llegar alas proximidades del km 61.8 y encontrar aguas tranquilas en la margen Argentina, ya que por las restricciones de pandemia impedían aún hacerlo en aguas uruguayas. Y lo que parecería ser una desventaja se volvió un factor propicio: navegar casi de noche nos facilitó la tarea porque el boyado anunciado en Navionics no coincide exactamente con el real y las señales lumínicas al requerir atención constante terminaron resultando más eficientes al momento de recorrer el río. De día es menos preciso generalmente, porque es común el uso del timón automático y ver las boyas a veces muy cerca de la costa se vuelve tarea dificultosa mientras que de noche la luz es inconfundible. Esta bajada a motor, crepuscular y activa nos garantizó llegar al destino parcial propuesto antes de las 21 hs, con repelente en mano y estrellas sobre nuestras cabezas. Fuimos viendo pasar en la costa uruguaya San Javier y Nueva Berlín, ciudades de colonos cuyas historias de fundación y desarrollo conocimos mientras navegábamos, googleando con bastante buena señal de internet, y agregando datos a lo ya investigado antes de partir de Concepción.

Recorriendo y avistando parajes nos aproximarnos a los Esteros del Yacaré – costa uruguaya -, una zona que estaría en proceso de ser establecida como reserva medioambiental. Fue entonces cuando salió a relucir el dron, que sobrevoló el área, y nos permitió tomar registro fotográfico y audiovisual, además de jugar un rato en condiciones óptimas, ya que había muy poco viento y facilitaba su despegue y aterrizaje en el Caoba. Terminada la tarea seguimos, ahora río abajo hasta el Yaguarí, en conserva con otros tres veleros, dos argentinos y uno de Puerto Sauce-ROU, que volvían a sus puertos tras un mes de verano por el Río Uruguay. Pasamos la terccera noche entre relatos de otras épocas prepandemia, cuando visitar la zona era puerta obligada para remontar el Río Negro, por esos días vedados por la pandemia y sus reglamentaciones vigentes entre países vecinos.

Reanudando la marcha avistamos en la costa uruguaya las ciudades de Nueva Palmira primero, Carmelo después, y sus pintorescas barrancas. Nos recomendaban llegar y hacer noche en el arroyo La Paloma, en la costa argentina, al norte del Guazú, cerca de Punta Gorda. Con el Caoba preferimos seguir hasta Martín García, para arribar antes del anochecer.

Como el velero cala 2.5 mts no era tarea sencilla arriesgar hacerlo, pero bien valió la pena intentarlo. Esa noche relucieron al nordeste las luces de Conchillas. Y al amanecer la costa argentina se apreciaba nacarada, antes de emprender el regreso a casa. Resultó de gran ayuda todo el apoyo prestado por Alejandro Kalfayan, que nos fue proporcionando datos de dragado y balizado en toda esta zona, y hasta las inmediaciones de barra de San Juan. Como así también el conocimiento y cartas parciales de toda el área sur de Martín García que nos proporcionó nuestro amigo José del Fada.

Con los ojos en la ecosonda, atentos a todas las indicaciones que tanto agradecemos, fondeamos esa noche de sábado pegados a la isla LaLajita entre MG y la isla Oyarbide, cerca del Canal Buenos Aires.

Como siempre que uno se adentra en zonas menos visitadas, y que son mito por algún obstáculo que hay que dejar atrás, Martín García era la promesa de visitar la única frontera terrestre entre Argentina y Uruguay, con algunos restaurantes, con su pasado histórico de Penal que albergó a figuras políticas como Alvear, Yrigoyen, el Perón que salió rumbo al 17 de octubre que cambió la historia de nuestro país –más allá de amores y odios desatados-, a Frondizi. La isla diferente, por ser emergente de un desprendimiento rocoso del macizo de Brasilia, y no sedimentaria como las islas del Paraná y del Uruguay. Con su presente de punto tan lejos y tan cerca de Buenos Aires, en aguas también históricamente conocidas como sitio de contrabandistas y vagalleros. De naranjales y pequeño muelle, inaproximable por nuestro calado. La vimos de lejos, bien fondeados, al sudoeste de la isla, y nos quedaron las ganas de volver, en avioneta o en velero, pero con un gomón más adecuado para tener cena en tierra antes de emprender el cruce del Río de la Plata a vela.

Hacía más de dos años que el Caoba no andaba por estas aguas rioplatenses. Sí lo había hecho más al sur, cuando emprendió su viaje rumbo a Ushuaia, en el verano 2021/21; luego a su regreso, y también en su ida a MDQ. Pero se extrañaba la escapada a Colonia, o al menos su sensación térmica, y pudimos lograrlo. El barco no había hecho despacho internacional, ya que todo este periplo por el Río Uruguay fue en aguas internacionales recalando en puertos argentinos.

La mañana del 30 de Enero de 2022, nuestro último día, era luminosa, de domingo, con algo de viento del NE en las primeras horas del día y pronóstico de rotar luego al este, bajando su intensidad. Levamos ancla y emprendimos el viaje. Deshicimos el camino con que ingresamos a MG para luego virar hacia el este frente a Timoteo Dominguez, pudiendo apreciar en su costa norte la reserva natural, por estos tiempos cerrada al público.

Abrimos la mayor y la yankee y salimos al RDP. Felicidad. Qué más decir. Al nordeste fuimos viendo acercarse Conchillas, por babor, y quedar atrás, mientras a estribor pasaron algunos grandes cargueros que bajaban del Paraná y el Uruguay.  En uno de ellos estaban lavando la cubierta, que estaba repleta de semillas según vimos. Después de averiguar nos confirmaron que, por más que se arrojaran de este modo al agua, su germinación era sumamente improbable, por lo que no corría riesgo de alterarse la flora nativa ni el juncal.

Por fin apareció Barra de San Juan a la vista, también a babor nuestro. El velero uruguayo con quien navegamos en conserva aguas arriba se aproximó mucho a la barra, como queriendo cerciorarse que allí seguía el muelle Anchorena, que por 20 años resultó inaccesible y que una arriada del Rio San Juan de un tiempo atrás, lamentablemente se lo llevó. Y más al este, vimos en la costa – con prismáticos y bien claramente- la residencia presidencial uruguaya de ladrillos rojos y la Torre Anchorena. Nos dio tiempo para picar algo y terminar de apreciar el lugar, tan añorada zona de aventuras de Jorge Newbery. Por lo que fuimos averiguando había planes de dragado y de reactivar la zona con una bodega, habilitada para deleite de los visitantes. Lo cual facilitará la entrada y futuras visitas a este hermoso lugar que los nautas añoramos visitar.

A partir de allí seguimos a vela y motor, ya que el viento fue decayendo hasta soplar apenas unos 5 knts. .La corriente a favor nos ayudaba muchisimo. Hicimos el clásico cruce desde las cercanías de la piedra de Diamante (algo al NW de Colonia) hacia Buenos Aires y llegamos a la tardecita a Dársena Norte. Algunos amigxs ya nos esperaban en la amarra del YCPM para compartir anécdotas e historias río arriba. La alegría del sueño cumplido, sin accidentes, y en ETA fue lo más hermoso de esta travesía por aguas dulces, que  nos permitió capear la tormenta de la pandemia, por aguas internacionales y puertos argentinos, resilientes.

Millas de aguas dulce para el #CaobaRumboSur, que con gusto les compartimos.

 

 

 

Related Articles

LEAVE A REPLY

Please enter your comment!
Please enter your name here

SEGUINOS

13,810FansLike
18,379FollowersFollow
41,494FollowersFollow