Porque para llegar a la cima, el deportista ha de renunciar a otras muchas opciones en su vida, y anteponer su preparación y entrenamientos a familia, amigos y pasatiempos. Un camino de renuncias en el que, sin embargo, encuentra siempre el apoyo de aquellos que le quieren bien y que lleva emparejada la satisfacción del trabajo bien hecho y el éxito.