El Caoba arribó a Mar del Plata .Relato de la travesía

El Caoba arribó a Mar del Plata .
Relato de la travesía:
La partida del Caoba hacia el sur se dio el día prefijado desde un mes atrás: el día sábado 28 de noviembre de 2020. El pronóstico del tiempo venía acompañando y el día efectivamente fue espléndido.
El movimiento en la marina empezó desde temprano. Cerca de las 6 AM llegaron los primeros tripulantes junto con el profe y coordinador Aníbal; al rato Paula, con la prensa; amigos, familiares y tripulantes de otras piernas completaban el grupo.
Si bien estaba todo preparado, apuramos los últimos mates para dejar la marina y tomar puntuales el puente de las 7 AM de Dársena Norte, que se abrió sólo para nosotros y las dos embarcaciones que nos acompañaban en la salida, un velero y un gomón que llevaban amigos, tripulantes que se suman en otros tramos, fotógrafos que nos filmaban, dron incluido… Desde tierra también nos registraban amigos con sus cámaras y saludos. En sí, una salida muy emotiva, breve y casi irreal ya que luego de cerca de 8 meses de cuarentena salir en un viaje de ensueño sonaba surrealista, como si estuviéramos viviendo una realidad paralela.
Luego del fin de la cuarentena, fuimos el primer barco en zarpar desde Buenos Aires para una salida de largo aliento, así que llamábamos la atención. El barco, preparado para la ocasión, empavesado y con 9 tripulantes ponía lo suyo para decir “¡acá estoy!”.
Tras izar la vela mayor en el puerto y salir a motor por el antepuerto, el oleaje del viento norte con una brisa de unos 15 o17 nudos se hacía sentir; el velero y la lancha nos acompañaron un par de millas saludando y registrando la salida.
Un rato después nos quedamos solos en el río y pusimos rumbo SE, paralelos a la costa y cercanos al canal; mantendríamos ese rumbo durante todo el día. Lentamente la ciudad de Buenos Aires, todavía algo dormida ese sábado a la mañana temprano, se fue perdiendo en el horizonte, el Caoba se abría paso decididamente, a unos 6 o 7 nudos de velocidad, transcurriendo así varias horas. El pronóstico, favorable, indicaba viento norte en disminución y luego aumentando a leve del oeste a media tarde.
Al medio día nos deleitamos con unas empanadas riquísimas traídas por uno de los excelentes tripulantes.
Pero los pronósticos son eso… pronósticos y a media tarde el cielo se fue poniendo cada vez más  oscuro y una línea neta de nubes bajas paralelas a la costa argentina avanzando desde el oeste, tan bien conocida para los navegantes del Río de la Plata, nos puso en alerta. Bajamos todas las velas para quedarnos a palo seco y esperar el sifonazo, cosa que no ocurrió, vino en cambio un oeste con vientos de 30 a 35 nudos y algo de lluvia, a continuación y extrañamente el viento rotó al norte y aumentó hasta llegar a unos 50 nudos. A palo seco el Caoba con viento franco la corría a unos 6 nudos de velocidad llevado por su piloto automático, una tranquilidad a bordo sin problemas, la tripulación dentro de la chubasquera o en la dinette.
Luego de algo más de una hora, el viento fue aflojando y, con el yankee a pleno, el barco mantenía los 5 ó 6 nudos. Con viento tranquilo de la aleta pasamos La Plata y la rada de los barcos fondeados. Más tarde viramos Punta Piedras y enfilamos hacia el sur para pasar la Bahía de Samborombón.
Así llegó el anochecer y con luna llena, solo yankee y navegando plácidamente, terminamos de atravesar la bahía entre la noche del sábado y la mañana del domingo 29, para llegar al norte de Punta Rasa, extremo sur de la bahía y límite exterior del Río de la Plata hacia el mediodía. Buscamos entonces un fondeadero para esperar el frente del sur que, de vuelta, según los pronósticos, tendríamos a partir de media tarde.
El frente llegó puntual con vientos de más de 30 nudos constantes y nos sopló intensamente desde el final de la tarde hasta la mañana del lunes. El Caoba fondeado aguantaba estoicamente los embates del viento y por momentos de la ola, que según cómo orientara la corriente a veces nos pegaba de costado. El tipo de fondo, blando de contextura limosa probó no ser el mejor para el ancla Bruce que comenzó a garrear al entrar la noche y por varias horas nos mantuvo preocupados, llegando a moverse un total de media milla; la alarma de fondeo por momentos nos sobresaltaba.
La mañana del lunes nos encontró descansados y prestos a partir con la disminución del viento y la virazón hacia el SE.
Este martes a las 8.00 hs arribamos a Mar del Plata

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