El concepto de semirrígido nació como evolución de las neumáticas tradicionales, embarcaciones que contaban con un tubo presurizado alrededor de una plataforma a menudo flexible. Su denominación en inglés, RIB, es un acrónimo que define de manera sencilla lo que es una semirrígida: Rigid Inflatable Boat, o barco rígido inflable. El resultado es un híbrido que ha revolucionado el mercado naval y náutico en los últimos años combinando con increíble éxito las mejores prestaciones de un casco rígido con las ventajas de una neumática.

Su consideración de 4×4 del mar no es gratuita.
Las semirrígidas ofrecen una batería de ventajas que permiten equiparlas a la versatilidad de un todoterreno.
Analizamos las diez principales:

1. Ligereza: La combinación de un casco rígido con un flotador perimetral supone un considerable ahorro de peso frente a embarcaciones tradicionales. Una Vanguard DR-500, de 4,95 metros de eslora por 2 metros de manga, pesa 234 kg sin motor, alrededor de un 40% menos que una lancha rígida equivalente.

2. Economía de uso: Menor peso supone menor desplazamiento en el agua, lo que unido al diseño de sus cascos permite a las semirrígidas reducir el empuje necesario para avanzar. Esto implica que necesitaremos menos potencia de motor que una embarcación rígida equivalente para alcanzar la misma velocidad, lo que se traduce en menor consumo y mayor economía de uso.

3. Estabilidad: El soporte que proporcionan los flotadores implica un extra de estabilidad frente a embarcaciones rígidas, especialmente en condiciones de oleaje. Los flotadores ejercen de protección contra las olas y absorben su impacto permitiendo alcanzar velocidades elevadas con un alto nivel de confort. Las semirrígidas disponen además de un centro de gravedad más bajo, lo que redunda directamente en la estabilidad. La gama Vanguard ofrece cascos con forma de V más ancha o más profunda en función de las necesidades de uso.

4. Maniobrabilidad: El menor desplazamiento y la presencia de los flotadores perimetrales aportan un extra de maniobrabilidad especialmente a bajas velocidades, en el acceso a puertos, a calas o navegando entre obstáculos. El bajo calado (desde los 25 centímetros de una DR-400 hasta los 70 centímetros de una TX-12.0 en vacío) nos permitirá navegar por zonas inaccesibles para barcos rígidos de tamaño similar.

5. Versatilidad: Uno de los términos que mejor definen a una semirrígida gracias a su habilidad para adaptarse a un sinfín de usos y necesidades. Su capacidad de transformación y sus excelentes prestaciones tanto en agua dulce como en navegación offshore la convierten en la embarcación elegida tanto por organismos de defensa, salvamento y seguridad, como por empresas de chárter o particulares.

6. Capacidad: Las semirrígidas ofrecen un excelente ratio entre eslora y capacidad. Su ligereza y flotabilidad permiten mayor capacidad de carga que una rígida equivalente, admitiendo una eventual sobrecarga en caso de emergencia con garantía de seguridad para toda la tripulación. Su interior puede ser configurable con infinidad de soluciones: desde cubiertas diseñadas para la máxima capacidad de carga, hasta el montaje de asientos para el transporte de pasajeros en diferentes configuraciones, además de toldos, cabinas y todo tipo de complementos. Las semirrígidas Vanguard están homologadas para transportar desde seis (DR-400) hasta 34 personas (TX-12.0).

7. Seguridad: Además de ir protegidas perimetralmente por un tubo presurizado a modo de auténtico parachoques, las semirrígidas son prácticamente insumergibles. Los flotadores disponen de cámaras independientes, lo que implica que en caso de desinflado accidental no se pierde presión en todo el tubo, sino sólo en la cámara afectada. Complementariamente, los cascos pueden ser construidos con una reserva de espuma de célula cerrada encapsulada que garantiza la flotabilidad total incluso con todas las cámaras desinfladas. No en vano, las semirrígidas son ampliamente utilizadas como embarcaciones de rescate bajo certificación SOLAS (Safety of Life at Sea, convenio internacional para la Seguridad de la Vida en el Mar).

8. Portabilidad: La posibilidad de desinflar los tubos presurizados permite reducir el tamaño de las semirrígidas de manera considerable. Esto, unido a su ligereza, facilita el transporte en un remolque sencillo, su botadura sin necesidad de travel lift y su almacenamiento incluso en un garaje particular. Una Vanguard TX-12.0, el modelo de mayor eslora de la firma, pesa 2.136 kg en vacío y puede ser transportada en un remolque convencional.

9. Mantenimiento: Una semirrígida bien mantenida ofrece una excelente longevidad. Por su exposición al sol, los roces, los golpes y otras agresiones externas, el flotador es la parte más expuesta al desgaste, pero es un elemento reemplazable. Retubing, división del grupo Vanguard Marine, está especializada en la recuperación de semirrígidas por medio de la sustitución de los flotadores, una operación que duplica la vida útil de la embarcación por un coste muy competitivo.

10. Personalización: La capacidad de personalización de una semirrígida va mucho más allá de la combinación de cascos de diferentes formas y esloras con flotadores de distintos materiales y colores. Además de las múltiples configuraciones de cubierta, podremos poner a prueba nuestra imaginación buceando entre un extenso catálogo de accesorios, desde asientos o consolas, a toldos, tambuchos, bitas, refuerzos, estructuras de soporte, elementos de seguridad o todo tipo de elementos de electrónica.

10 razones por que elegir un semirrígido

+INFO: https://www.vanguardmarine.com/