Azzam, el yate más grande del mundo, camino a ser destronado

Históricamente, las clases más acomodadas han competido en todo ámbito para coronarse líderes absolutos en determinada categoría. Ya sea por medio de la construcción del palacio más fastuoso, el monumento más imponente o la encomendación de la obra de arte más cautivante a través de los siglos aquellos pertenecientes a ese uno por ciento de la población mundial con recursos prácticamente ilimitados, han sabido adaptarse a las tendencias de cada era para lucir su incalculable riqueza.

El imponente Azzam conserva al día de hoy el título del yate de uso privado más grande del mundo

En la actualidad más allá de los bienes raíces, aviones privados y colecciones de autos clásicos que en muchos casos superan el PBI de países en desarrollo, los más potentados hacen alarde de sus logros financieros por medio de verdaderos palacios flotantes, yates hechos a medida y semejanza de la personalidad de sus prolíficos propietarios.

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Hasta hace sólo unos años, el magnate ruso Roman Abramovich, propietario entre otras tantas cosas del Chelsea Football Club, era el rey de los mares con “Eclipse”, el yate de 160 metros de largo que mandó a construir a medida y por el cual pagó la friolera suma de 340 millones de euros.

El Eclipse de Abramovich junto a un coloso crucero de Royal Caribbean, el cual parece no intimidarlo en lo más mínimo

Con capacidad para unos 70 tripulantes necesarios para poder brindar un servicio a bordo acorde a las expectativas de sus selectos huéspedes, el yate cuenta con dos helipuertos diferentes entre las incontables excentricidades que lo coronaron por un corto período como el número uno sobre el agua.

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Pero cuando se trata de lujo asiático y presupuestos ilimitados no existen como los jeques árabes para poder desplegar toda su imaginación y llevar a la realidad los proyectos más extravagantes, apalancados en su habitual fortuna basada en la mayoría de los casos en el preciado oro negro que se extrae con facilidad en medio oriente, el abundante petróleo que más allá de su actual valor parece ser una fuente de riqueza incalculable para quienes lo administran.

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Bautizado Azzam y encomendado personalmente por el Sheikh Khalifa bin Zahed al Nahyan, presidente de los Emiratos Árabes Unidos donde residen el 10% de las reservas mundiales de petróleo del mundo, el astillero alemán “Lurssen Yachts” fue el encargado de llevar su faraónica visión de 180 metros de largo a la realidad.

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Con un costo total de 600 millones de dólares, el Azzam cuenta entre otras curiosidades con su propio submarino y un sofisticado sistema de defensa anti misiles que poco tiene que envidiarle al utilizado en el avión presidencial Air Force 1 del presidente Obama, que permite mantener a los poderosos huéspedes tranquilos no importa la locación en el mundo.

Lamentablemente, en un mundo donde la competitividad reina, en sólo unos pocos años el Azzam perderá su título a manos del “Proyecto 222” un nuevo mega yate encargado por un billonario cuya identidad permanece anónima, medirá 222 metros de largo y costará más de mil millones de dólares.

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